La captura de sonidos del mundo real, ya sean instrumentos, voces, ruidos ambientales o cualquier otra cosa, es uno de los aspectos creativos más gratificantes de la producción musical. Los micrófonos de calidad nunca fueron más asequibles, y con cualquier Mac, PC, tablet o teléfono que esté a la altura, no hay razón para que un productor no se dedique a la grabación, sin importar el género en el que trabaje. Estos son siete consejos y técnicas de probada eficacia para que empieces.
1. Ajuste de la ganancia
El proceso de ajuste de la ganancia, que suele subestimarse, simplemente implica ajustar correctamente los niveles de volumen en cada punto de la cadena de grabación (lo que, para los productores que usan solo computadoras podría ser solo un preamplificador de micrófono) para mejorar al máximo la relación señal-ruido y básicamente lograr la grabación más limpia posible. Hoy en día, el ruido de cinta ya no es un problema, por lo que ajustar la ganancia es mucho más fácil que antes, y con el margen extra esencialmente ilimitado de los formatos de grabación de punto flotante de 24 y 32 bits, y los ruidos de fondo increíblemente bajos, incluso con las interfaces de audio más modestas, podemos aspirar con comodidad a un nivel promedio de salida del preamplificador de -18 dB a -12 dB, con el fader del canal de entrada de la estación de trabajo de audio digital (DAW) receptora en 0. De esa forma, cualquier pico inesperado en tu voz, la guitarra o la batería no debería causar ningún problema, y tu grabación será lo suficientemente fuerte como para manipularla en la mezcla según se necesite.
2. Monitoreo adecuado
Cuando grabes voces, asegúrate de estar preparado para enviarle al cantante lo que sea que necesite de mezcla de monitor en los audífonos (preferiblemente con algún modelo de auricular abierto). Obviamente, querrá poder escucharse con claridad y con una latencia mínima, así que, si tu interfaz de audio no es lo suficientemente rápida para ofrecer un monitoreo adecuado y sin retrasos a través del software, cámbiala al modo de “monitoreo directo”. Para inspirarse con la vibra y el sonido, tu vocalista también podría pedir un poco de reverberación o delay en sus auriculares. A menos que tengas un mezclador físico y una unidad de efectos, esto requerirá complementos de la DAW para el monitor y, por lo tanto, una interfaz rápida, o una interfaz con un procesador digital de señal (Digital Signal Processor, DSP) incorporado para colocar estos procesadores en la ruta directa del monitor. Entonces, evidentemente, si tu interfaz es demasiado lenta para el monitoreo con software y no tiene monitoreo directo, es hora de pensar en invertir en una mejor.
3. Prepárate
No hay nada que mate más fácilmente el ánimo en una sesión de grabación que esperar a que un ingeniero que no está preparado –¡ese eres tú!– conecte los micrófonos y preamplificadores necesarios, conecte todo a la interfaz de audio, y configure todos los canales de grabación y mezclas de monitor necesarios en la DAW. Todo esto debe organizarse mucho antes de que lleguen los músicos y comience la sesión.
No hay atajos cuando se trata de los micrófonos y el cableado, suponiendo que no los tienes colocados “permanentemente” en tu estudio, lo cual no es recomendable, dado que los micrófonos son muy frágiles. Por otra parte, tener una librería de plantillas de proyecto listas para usar en el DAW; con cualquier configuración personal a la que estés acostumbrado para grabar, con pistas y entradas asignadas, mezclas de referencia definidas, etc., te ahorrará mucho estrés en el día y te hará ver muy profesional.
4. Espacio para mejorar
Las propiedades de reverberación de un espacio tienen una gran influencia en las grabaciones que se hacen en él, pero muchos productores con estudio casero no pueden tener un buen tratamiento acústico ya sea por el precio o porque no es práctico. Sin embargo, hay muchas cosas que puedes hacer para que tu cuarto suene mejor. Por ejemplo, poner muchos muebles blandos, poner objetos con formas irregulares en los estantes y cerrar las cortinas cuando grabes. Diseña una cabina de grabación improvisada colgando una cobija en una esquina o compra un “filtro de reflexión” con soporte. Y reduce el ruido del ventilador de tu computadora poniéndola en otro lugar y conectando un cable largo a la interfaz de audio del estudio.
5. Graba como para tener la máxima flexibilidad en la etapa de mezcla (y no temas experimentar)
Muchos instrumentos se vuelven más fáciles y productivos para mezclar cuando se graban de forma “multidimensional”, en dos (o más) pistas a la vez. Estamos hablando de micrófonos arriba y abajo en la tarola, micrófonos en mástil y caja en las guitarras acústicas, micrófono y caja directa en las guitarras eléctricas, amplificadores y demás. Si no sabes cuál es la mejor técnica de microfonía múltiple para una fuente determinada, no adivines; búscala en Google. De hecho, también vale la pena experimentar con la colocación de micrófonos más allá de las configuraciones establecidas: ¿quién dice que no puedes poner un micrófono más detrás del cantante, si quieres, o colgar uno del techo sobre la cabeza del guitarrista? De esto se trata la ingeniería de sonido, ¡y no hay reglas!
6. Graba todo
A menos que no tengas mucho espacio en disco duro (en ese caso, buenas noticias: el almacenamiento externo es más barato que nunca), tu computadora tiene la capacidad de grabar literalmente días de audio, así que no sientas la necesidad de apretar el botón de Stop. Incluso la toma vocal fallida más desastrosa puede tener un momento de genialidad accidental, ideal para añadirla a la ejecución final, para ponerla en un sampler como punto de partida para un instrumento poco convencional o, simplemente, como un efecto. ¿Y quién sabe qué joyas sonoras podrían resultar de dejar la cinta virtual rodando durante los calentamientos, las improvisaciones y las conversaciones que llenan los huecos en las sesiones de estudio?
7. Arreglarlo en la mezcla es el último recurso
El poder que tenemos hoy en día, en lo que se refiere a la restauración de audio y la corrección en la mezcla, es verdaderamente alucinante: los complementos modernos nos permiten salvar y procesar señales mal capturadas de maneras que no imaginábamos hace solo una década. Sin embargo, esto no significa que no debas esforzarte por hacer las mejores grabaciones posibles desde el principio. Además de que es una buena práctica, la restauración y mejora efectiva del audio implica mucho más tiempo y esfuerzo que simplemente posicionar los micrófonos y ajustar la ganancia adecuadamente desde el principio. Además, por supuesto, cuanto más se someta una grabación a algoritmos medicinales, mayor será la probabilidad de obtener efectos indeseados. Lo cual no es ideal si la parte en cuestión es fundamental en la pista (por ejemplo, la voz principal).
Así, pues, aunque el viejo y conocido refrán “aunque la mona se vista de seda” ya no sea del todo cierto, la capacidad de hacer maniobras descabelladas nunca debe considerarse como una solución aceptable para las malas técnicas de grabación.