Las colombianas Ali Stone y Luisa Nicholls, y las mexicanas Marcela Viejo y Teresa Corral, son parte de una poderosa andanada de músicas; artistas que dedican su vida a la expresión sonora. La musicalidad corre por sus venas, está en su ADN. Pasionales, polifuncionales, experimentadoras y con identidad propia. Son un mosaico que da visibilidad a las mujeres en la industria musical.
“Deseo hacer música auténtica, atemporal, que permanezca tallada en la piedra”
La compositora, productora, cantautora y Dj Ali Stone desea “poder transmitir la emoción de cada canción a través de música auténtica, atemporal, que permanezca tallada en la piedra”, dice a NI.
Su alma multicreativa compone, produce, ejecuta… Vive con y para la música. A los pocos años de vida ya estaba sentada frente al piano conversando con las cuerdas de éste. Interpreta la guitarra, la flauta, la batería muchos instrumentos más, incluso instrumentos exóticos como el sitar. Ella es una productora y DJ con alma ecléctica y camaleónica, lo que le permite moverse en una variedad de ritmos y sonidos en sus producciones.
Su álbum Sexto Sentido —escrito, producido, mezclado y masterizado por ella misma– es un trip sensorial de parte de su esencia. Un crisol de tracks formado con tonalidades tecno-oscuras, riffs de guitarra con fluctuaciones de electro, de baladas suaves, de solos de piano y ocupó las listas…
Stone no solo ha producido su propia música sino que ha producido para artistas de primer nivel y ha hecho dj sets en festivales como el Electric Daisy Carnival, en México. También fue una de los opening acts en el Purpose World Tour, de Justin Bieber. Ganó un concurso de Disney, haciendo el remix oficial para la película Monsters University, y también creó el diseño sonoro de la película de terror Demental.
Compone y canta; toca teclas para esculpir rolas: las propias y las de quienes produce. Las cuerdas también son lo suyo. Ésas que en alguno que otro concierto le han dejado “heridas en los dedos”.
Su laboriosidad hace que su esencia de cultura vaya hasta lo social. Es defensora de la campaña internacional Mujeres trabajando por las mujeres, que promueve la igualdad de género en los empleos dominados por los hombres. También apoya a la Fundación Playing for Change, que promueve la educación a través de la música en comunidades de escasos recursos.
De Bogotá, ahora vive en Los Ángeles, donde ha estado escribiendo y produciendo para cantantes como Danna Paola, y ha participado en los campamentos de composición de She Is The Music, escribiendo y produciendo canciones para Mary J. Blige, The Sisterhood Band, y Natti Natasha.
Ali incursionó en el cine al hacer el score de la película de terror Demental. La gusta experimentar, sin olvidar que a través de sus creaciones da “visibilidad en la industria a las mujeres, ya sea como productoras, ingenieras, instrumentistas, compositoras, artistas”.
Tiene su marca distintiva para producir. Comparte parte de sus tips y su sello a la hora de producir… “se distingue por tres características principales: siempre tener los drums super al frente, con el kick in-your-face; contar con armonías vocales, ya sea como parte del lead vocal o como texturas tipo pads en la instrumentalización; y tercero, utilizar y mezclar distintas influencias musicales, que le pueden dar un toque ecléctico a la producción. Diría que esto último también le da un efecto camaleónico a mi sonido, pues no me gusta quedarme en sólo un estilo musical, sino poder moverme entre géneros”.
Ali, la que produce a otros, asegura: “el artista siempre debe sonar al artista, mantener su esencia. Así que como productor, es importante saber qué quiere cada quien, qué estilo busca para así poder brindarle una visión al dentro de su identidad.”
Comenta que cuando ha producido y escrito para otros, ha hecho sesiones en las que tuvo más libertad; de probar sonidos, melodías y letras. También le han tocado otras en las que ya la dirección está ceñida a algo específico que busca la disquera o el artista. “Cada caso es distinto, así que es clave saber ‘leer el cuarto’ para poder adaptarse a cada sesión”, confiesa.
Afirma que “cada proyecto comienza con la sesión de composición, ya sea colaborativo o por mi cuenta. En ésta me gusta comenzar la canción bastante raw, como con guitarra, piano y voz. La idea es definir bien el songwriting y que sea lo suficientemente sólido para sostenerse así. Ya con eso, listo, entra la producción, y es ahí donde le doy la dirección y el sabor final al track”.
Ali lo explica tan sencillo, pero es el instinto, ése que hace crear canciones que se vuelven petroglifos.
Para crear sus tracks, dice que siempre comienza “por los drums (la batería), para definir el ritmo y Groove”. De ahí, “pasa a definir la armonía y progresión melódica con los synths midi”.
Ya teniendo la estructura base de la canción, “empiezo a agregar cada elemento de la producción, como texturas, percusiones, arreglos vocales, instrumentos, etcétera”. En esta creación, asegura, “siempre están presentes las librerías, los sonidos y efectos de Komplete, en el que mis favoritos son: Massive/Massive X, Studio Drummer, Alicia’s Keys y el Scarbee Rickenbacker Bass. El nuevo Guitar Rig 6 está brutal también”.
Usa todos los sonidos y efectos de Komplete Ultimate 13, Komplete Kontrol S61, Traktor Kontrol S4 y Traktor Kontrol S2 MK1 (que fue su primer controlador).
Mientras produce, le gusta mezclar, apunta. La idea es “poder escuchar cada cosa en su lugar y que suene bien. Así que, desde el principio, voy armando los grupos y bus tracks, agregando eq (ecualización), composición, distorsión, efectos”. Toda la producción instrumental la realiza en Ableton. La grabación y producción vocal, la hace, principalmente, en Pro Tools.
Sus procesos la iluminan pero las presentaciones en vivo son para ella “energía pura que le llena de adrenalina, de euforia”. Tal que la hacen aplastar la batería con todo y rasgar tan fuerte la guitarra “que acabo con los dedos cortados”.
Sabe de teoría. “Es fundamental conocer la música, entender las progresiones, armonías, escuchar con atención para comprender la función de cada instrumento y sonido. Como dirían algunos, ‘know your craft’ o ‘conoce tu oficio’. Saber de teoría musical ayuda bastante, pues de entrada ya le da a uno la base para poder, no solamente producir sino también componer con distintas melodías y arreglos”.
Afirma que el “buen oído y el talento, se desarrollan. Puede que haya personas que nazcan con sentido de la afinación y un oído musical, pero si no se alimenta ni se ejercita, hasta ahí llegó. La práctica y la disciplina son clave para desarrollar y fortalecer dichas habilidades”.
Sobre las bandas sonora para cine, Ali considera que “ayudan a transmitir la emoción de cada escena. En el caso de Demental, la música debía transmitir tensión y terror. Me divertí mucho creando el score para esta película colombiana, pues siempre he sido seguidora del género de terror”.
Dice que para la composición de las primeras piezas del soundtrack, así como el tema principal y la del trailer, el director, David Bohórquez le mostró el primer corte solamente con el diálogo. El objetivo era entender la narrativa. Ya con el segundo corte, se la exhibió en 4 actos, para “yo ir musicalizando encima de las imágenes e igualmente ir agregando diseño de sonido”. Un poco de la música de Demental se encuentra en plataformas.
A través de su música, Ali también desea “darle visibilidad en la industria a las mujeres, ya sea como productoras, ingenieras, instrumentistas, compositoras, artistas”.
Sabe, como productora, que el porcentaje de participación de mujeres en esa área de la industria musical, es muy baja, porque está dominada por hombres.
Piensa que ha sido positivo ver el surgimiento de organizaciones como She Is The Music e iniciativas como Women In The Mix, para darle visibilidad en la industria a las mujeres.
“Creo que aún toca seguir haciendo labor para que, además de poder ser parte de la conversación, sea parte de la misma mesa; es decir, que nos contraten a la hora de materializar la producción final, que nos paguen el mismo fee (tarifa), pues al final, lo que define que una canción sea buena es su calidad, la habilidad y el talento con la que fue realizada, y no, si lo hizo un hombre o una mujer”.
“La música dibuja mi imaginario”
Marcela Viejo es de Monterrey. Es cantautora, DJ, feminista y humanista… toda una lista de lo que puede ser alguien que se atreva a aventarse a la incertidumbre de vivir del arte y a seguir lo que sueña.
La música es su vida. Casi tan esencial “como respirar”. Ha sido su “fiel compañera”, y, sin duda, “crearla y comunicar a través de ella”, es su pasión. Tiene carácter y autoridad.
Confiesa que en su patología por la música, se imaginaba cómo era el mundo luego de descubrir a grupos o artistas de diferentes países.
Hace más de tres lustros era parte de Quiero Club, grupo de indie pop representante de la escena alternativa en México que también fue conocido en Latinoamérica. Como solista, publicó en 2018 Pequeñas profecías, bajo la producción de Carlos Ann. Y desde 2016 forma parte de Mujeres En el rock, proyecto de acción social que “hace contenidos sobre inclusión, problemáticas de género”.
Actualmente vive en Barcelona, España, donde está produciendo un segundo disco mientras disfruta del mar Mediterráneo.
Desde que tiene uso de razón, la música es lo único que le importa en la vida. Asegura que “volaba mi imaginación escuchando cada layer (capa) que hay en las canciones; escuchando la línea de bajo, la batería, la voz principal, los coros y como toda la mezcla hacía una obra maestra”.
Autodidacta del piano, en su adolescencia se fue a vivir a España, donde se llevó su amor por la música. Creó el dúo de DJ’s, Las Mink Suicidas.
Relata que el rompimiento que le dio luz a su dedicación fue que presenció un concierto de Le Tigre, banda estadounidense de electroclash formada por Johanna Fateman y Kathleen Hanna, quienes se caracterizaban por su activismo feminista. Hanna fue inspiración para Marcela: “si ella podía, yo también”, se dijo.
Al regresar a México, se compró un sintetizador de segunda mano y de pronto, ya estaba componiendo sus primeras canciones para Quiero Club, las cuales se presentaron antes de tener un disco grabado, en el festival Vive Latino, muy representativo del rock en Latinoamérica. La vida la condujo a velocidad luz al universo sonoro.
“Fue todo muy rápido y muy definitivo, y hasta hoy, cuándo tengo momentos de duda, la vida me vuelve a reafirmar ofreciéndome situaciones muy hermosas para recordarme que he venido a este mundo para comunicar a través de la música”.
Marcela recuerda que cuando comenzó había pocas mujeres, y todas eran vistas como “iguales”. Ahora, “con este despertar femenino las mujeres se atreven a aventarse la incertidumbre de vivir del arte y a seguir sus sueños. Sabiendo que seguramente se tiene que lidiar en la industria con la falta de credibilidad, o la típica pregunta: ¿quién te hace tus canciones? O simplemente que en las pruebas de sonido intenten ‘ayudarte’ sin creer que eres capaz de setear (ajustar) tu equipo para buscar tu sonido”.
Da el ejemplo de que “las ingenieras de audio, o las técnicas son las que menos credibilidad tienen; aún existe la idea de que las mujeres son las cantantes de la banda pero que no tocan instrumentos y mucho menos, producen o saben de audio”.
Comenta que en la actualidad hay un despertar femenino y de conciencia colectiva. Por tal motivo, el hecho de hacer música “representa tener valor para romper paradigmas. Significa la luz en el camino, ya que con nuestra voz podemos dejar claro que tenemos el derecho de profundizar en el arte, la filosofía, las ideas… el derecho de explorar la vida a placer”.
¿Habrá diferencia entre sensibilidad femenina y masculina? Marcela responde que “ambos sexos pueden expresarse de manera masculina o femenina. Realmente sí existen estas dos sensibilidades pero son sólo maneras de llamarle a cada una y no tiene que, intrínsecamente responder al género”.
No olvida que “hay que sortear con comentarios y preocupaciones familiares: ‘¿qué vas a ganar?’. Además de que hay que hacer un extra esfuerzo para ser valoradas musicalmente y quitar el prejuicio de que todas sonamos igual”.
Es otra creativa a la que le toca seguir abriendo espacios… Y lo hace con sus ideas, sus paradigmas acústicos, pero sobre todo, con su fina voz y el abrazo de letras hondas.
Ella trabaja haciendo las maquetas para sus canciones; compone y pre-produce para que, con la colaboración de alguien más, afloren en su jardín policromáticos sonidos pop sutiles.
La creatividad para ella “tiene mucho que ver con la existencia. Somos parte de la creación y venimos a crear”.
Cuando ella se une a otro artista “sale una magia única, hay veces que surgen melodías sólo de sentarnos en el estudio. Hay otros con los que se planea más el proceso, y no hay una regla o método, lo que importa es colaborar sin ego y con ganas de divertirse y crear algo nuevo”.
Para eso, la ayuda de la tecnología “es una maravilla. Los estudios caseros suenan profesionales, lo cual es ahorrar mucho tiempo… pero de nada valdría sin sensibilidad. Si se que crea por egolatría no se transmite nada, y lo valioso de la música es que haga sentir, pensar, reflexionar, que transporte a lugares imaginarios o que simplemente, te haga bailar”.
Marcela dice estar encantada con NI. “El Komplete 13 me está llevando a lugares maravillosos. Ahora use el Guitar Rig 6 para guitarra y bajo. Me gustan mucho los presets de fábrica y los que está creando desde cero. La baterías de Abbey Road son increíbles, los patrones incorporados en cada preset son lo máximo”. Pero también está programando en midi”.
Cuando no está cerca de la música, asegura ser una persona que ama entrenar, aprender, saber más. “Que también ama a los animales y que le gusta reír y estar con sus amigos y familia”.
¿Cuál es el sueño actual de Marcela? “Que acabe la pandemia y empecemos a vivir en un mundo renovado y mejor”.