No articles could be found for your current selection.

por Juan Jose Olivares

No puedo ser feliz en ningún otro lado más que haciendo música: Laura Guevara

Antes de hablar ya cantaba. Siendo una bebé repetía todas las melodías que escuchaba. También las bailaba.

A los pocos años ya hacía sus cancioncitas y las grababa en una casetera de su papá. Reconoce que, desde que tiene memoria, se desenvuelve en la música porque creció en una casa “super musical”. De amantes de todos los géneros.

Tuvo la oportunidad de estudiar, en Caracas, de donde es, en un colegio muy enfocado en la música, en el cual a todos los alumnos les enseñan a tocar el cuatro: instrumento tradicional venezolano. Realizó estudios de piano, canto, violín, que luego dejó “por rebelde”. Tiene formación teatral, ballet, flamenco, danza contemporánea y danza tradicional. Es egresada en Artes, mención cine, de la Universidad Central de Venezuela.

Comparte que por el tiempo en que cursaba la licenciatura, hacía coros en una banda de reggae. Ahí descubrió que no era más feliz en ninguna otra parte que cuando estaba creando música o en una tarima, cantando. Es Laura Guevara, quien hace música de autor. Sus letras son poemas, baladas urbanas, historias humanas.

Así como “hay un término en el cine al que se le llama cine de autor, en el que el director es también guionista, productor, fotógrafo… y en todo está su sello, yo hago música de autor que refleja lo que soy: curiosa, exploradora, la que gusta de conservar esa libertad sin el miedo a las etiquetas”, afirma en una charla con Native Instruments.

Considera que usa a los géneros musicales, pero “para dar mensajes que aporten, que preocupen… antes quisiera decir que hacía pop folk, pero ahora, que sólo soy una creadora”.

Se erige como “un medio, conductora de una energía que ya existe, que está afuera y uno solamente tiene la suerte de moldear. Yo proceso momentos duros o bellos que pueden ser luego una pieza que va a servir para que otros se expresen en ella.”

“Hacer canciones es un regalo. Me han escrito para decirme sobre que tal o cual canción los ha acompañado en algún proceso, y se me eriza la piel. Cuando la gente dice eso, uno se da cuenta de que ese don, ya no nos pertenece. Se trata de darlo para que otros puedan encontrar palabras y puedan expresarse por medio de él (en forma de canciones)”.

¿Hacer canciones es entrar en trance?

Hay unas que, literal, son un trance. He hecho piezas como si alguien me las hubiera dictado. Hay unas que son más racionales, más pensadas o cerebrales. Pero hay otras que son místicas, que tienen una parte de magia y de poder en la que uno simplemente tuvo la suerte de haberse atravesado.

Laura dice que no tiene un único método, pero si se sienta a componer “siempre sale algo”. Aunque “usualmente la creatividad me atropella en momentos absurdos. Trato de anotar en mi teléfono o de grabar la melodía o la letra para luego no olvidarla… Mi teléfono tiene 9 gigas de canciones”.

Le sirve darse el tiempo para componer cuando hay “libertad del tiempo de quedarse tres u ocho horas ahí metida. Me da coraje a veces que me de hambre, para no parar”. La cantautora se puede reconocer en la música como un acto social. “Una de mis inspiraciones es la libertad. Vengo de un país en el que se ha vuelto cada vez más importante ese tema. La música hecha en ambientes represivos siempre será una vía de escape. La música, por propia existencia, es ya un acto de libertad”.

Laura Guevara suena a tradición y a modernidad. A folklore con géneros contemporáneos. Editó un primer disco, grabado en vivo. Otro de estudio, presentado en uno de los teatros más importantes de la ciudad de Caracas. Ahora prepara una nueva placa.

Desde hace tres años vive en la Ciudad de México. “Es un desafío gigante. Creemos que lo que hacemos es lo que somos. Lo más duro de migrar es que todo lo que hacías o eras, ya no importa. No es lo mismo moverte porque quieres, que porque tienes que hacerlo, porque tu país se está cayendo”.

El tema de moverse le ha enseñado: “Siempre he sido una alma libre que nunca pierde la capacidad de sorprenderse. Conservo a esa niña dentro de mí que se emociona, pero que a veces se siente sola… Éso también me enseñó una fuerza que no sabía que tenía, así como una capacidad de reinventarme. México para mí ha sido efervescente; me ha enseñado lo bonito y lo feo.”

¿Qué ha cambiado en ti?

Uno de los regalos que tuve en este periodo de movilidad y de pandemia, encerrada, sola y lejos de mi familia, fue el tema de aprender a estar conmigo, porque yo no sabía estar sola. Eso me ayudó a sentar a mis demonios en la mesa y conversar con ellos. Y la música “fue la gran compañera. Porque nunca lo abandona a uno. Fue un gran mecanismo”.

Laura confiesa que está en un momento creativo y poderoso en su vida. Se está conectando con el universo, con la naturaleza, a la que ella le rinde culto porque “se carga de energía, es feliz, inspira”.

Una nueva puerta

Ahora que por la pandemia está lejos de su banda y está sola produciendo su nuevo disco en su casa, se da cuenta de que la electrónica le ha abierto una nueva puerta.

“Rechazar la exploración es un grillete para la búsqueda. Me estoy retando a conocer nuevos sonidos. Native Instruments me ha abierto un universo completo. Una nueva visión de mi misma. La oportunidad de decidir si elegir un bajo u otro; un sinte o un efecto de voz; de explorar en la producción”.

Con Komplete 13, se emociona: “estoy jugando como niña, horas. Es un super viaje. Un sintetizador me genera cosas que no había abordado antes. Nuestro compromiso es con el probar y explorar, entonces, me permito total libertad.”

Laura da clases de música. Le gusta compartir. “Siento una responsabilidad de transmitir para que muchas niñas y mujeres puedan crear música. Que mis logros o fracasos puedan inspirarlas, o compartirles que es un camino de perseverancia, de resistencia y no de velocidad”.

A ella le costó mucho decirle al “sistema” que no solamente era una cantante, sino “una líder creativa. Ahora que ya me la creo, siento que eso puede servir para que otras se empoderen”, y por qué no, a que sepan que “un escenario es sagrado. Un espacio ritual que hay que respetar, porque es un túnel de conexión. El lugar en el que yo me pierdo… o me gano. Cuando estoy en él soy una loca que no para. Es donde sale mi fuego interno”.

 

Sigue a Laura en Spotify, Youtube, Instagram y Facebook, y mira su Real Talk en el Instagram de Native Instruments aquí.

Fotografía: Ana Paula Alonso

Artículos relacionados